Hay muchas versiones para el origen del pan de queso brasileño, pero historiadores dicen que ha surgido en el siglo XIX siendo popular en Brasil a partir de la decada de 1960. Además, hay registros que indican que el producto tradicional ha sido desarrollado en el Estado de Minas Gerais.
Las cocineras preparavan el pan de queso para servir a sus señores, pues había mucha oferta de leche, huevos, y queso. La harina que les llegava era de mala calidad, y el queso sobrava y se ponía duro, así que empezaron a sustituir la harina por "polvilho" (o harina de "mandioca" - yuca) y han creado el tan conocido pan de queso. Así como otros productos, si buscamos una receta para Pan de Queso encontramos varias en Internet, con un amigo, con la madre o la tía. La verdad es que hay muchas maneras de hacerla, pero hay una especial que es la que sigo haciendo desde que me ha regalado una amiga de Minas Gerais, Estado brasileño del pan de queso por tradición. La receta lleva los ingredientes detallados a continuación:
- Aceite, clara de huevo pasteurizada, leche, "polvilho" o almidón de maiz dulce, queso semicurado, sal.
El tamaño del pan de queso lo eliges tú. Los que a mí me gustan más son los pequeños para picotear y los medianos para tomar en merienda. Los pequeños los hago con 10 gramos/un, y les llamo del tipo Desayuno pues te lo puedes tomar unos cuantos a media mañana con un vaso de leche o zumo.
A los del tipo Merienda, añado más masa y se quedan con 30 gramos/un.
Se puede congelar y así el producto se queda inócuo. El período de validez es de cerca de 30 días, pero puede durar algo más si se conserva bajo condiciones ideales. Lo mejor es consumirlo lo antes posible, ya que un producto congelado puede quedarse cristalizado con el tiempo que pasa en el congelador. No hay una época en que no se pueda hacer pan de queso, el producto puede ser consumido tanto en verano cuanto en invierno.
Si quieres dejar tu pan de queso más rico, después de horneado puedes partirlo al medio y untar queso, mantequilla, e incluso poner un trozo de loncha de jamón york, pavo, queso... como a tí te guste. Seguro que se quedará riquísimo de cualquier manera. Ah, y se come calentito, ya que el amidón se pone duro y como una goma al enfriarse.